Tuesday, November 22, 2011

Fusilar con poesía*

Se presentó en la Biblioteca Nacional el último libro del poeta Camilo Blajaquis


Por Emiliano Ruiz Díaz

Alrededor de las 19:15 hs. del martes 22 se inició en la Biblioteca Nacional la presentación del nuevo libro de Camilo Blajaquis, titulado Crónica de una libertad condicional y editado por el sello Tinta Limón. Colmada la sala Juan L. Ortíz por un heterogéneo público en su mayoría joven, el evento se abrió con una representación artística a cargo de Patricio Merok que daría la tónica a lo que fue un encuentro de poco más de dos horas de mucha intensidad, artística por supuesto, pero también política. Quien fuera la persona que como tallerista acercó a César González (verdadero nombre de Blajaquis, oriundo de la villa Carlos Gardel) a las infinitas posibilidades de la literatura mientras este pasaba su días de encierro, dio rienda suelta durante quince minutos a una contundente interpretación que finalizó con la palabra “poeta” inscripta con carbón en su propio torso desnudo.

Con apenas 22 años, y sin ocultar cierta mezcla de alegría y nerviosismo por la exposición, Camilo tuvo entonces oportunidad para dar algunos agradecimientos y leer en voz alta una selección azarosa de poemas que componen su segunda publicación. Así, textos como “Existiendo”, “Ideas novedosas”, “3, 2, 1 show”, “Escupitajos a la vidriera social” o “Terapia” fueron entonados por su propio autor, llenando la sala de un universo literario que con un peculiar ritmo vital respira una rebelión contra las costumbres enmohecidas, la reiteración de lugares comunes, el adiestramiento de las empresas tecnológicas, la cohersión de las instituciones estatales y los discursos de gabinete psicológico, entre otros destinatarios. Los aplausos de los asistentes ante las lecturas se fueron a la vez intercalando con algunos comentarios del autor, que no tardó en lanzar punzantes afirmaciones en torno a su propia obra, pero también en referencia a la coyuntura política. “Quiero salir del lugar del ejemplo, del pibe chorro recuperado y hacer una reivindicación del escribir (…) Antes no me importaba nada, pero ahora quiero vivir y pienso escribir muchos libros más”, dijo respecto de su vocación poética y la idea que mediáticamente se ha construido sobre su figura. “No creo en el capitalismo en serio, ni en el capitalismo en joda (…) sino se critica no se construye”, disparó ante el público cuando uno de sus poemas “más políticos” le mereció una reflexión respecto del reciente discurso de la presidenta del país en la cumbre del G-20.

Ante la ausencia de Rocambole (quién ilustró la edición del libro) tomó luego la palabra uno de los comentaristas invitados de la noche, el director de la Biblioteca Nacional e integrante de Carta Abierta, Horacio González, que no tuvo más que palabras elogiosas para la obra de Blajaquis: “Hay en la poesía de Camilo un drama irresuelto de la poesía, es decir la palabra como reja, como intermediaria de la experiencia directa (…) se mete con un dilema no resuelto”, sentenció, para después agregar que estamos ante una poesía que “reniega y a la vez salva, redentora en el mejor sentido (…) de la mejor que se está escribiendo en el país”. Las risas se adueñaron del auditorio cuando al terminar la intervención de Horacio González, Blajaquis respondió: “Menos mal que no tengo ego, sino me voy a ir de acá pensando que soy Baudelaire”.

Finalmente se pasaron algunos videos de la revista Todo Piola, iniciativa que dio sus primeros pasos durante el transcurso de los cinco años de cárcel que le tocó cumplir al joven poeta y actualmente llega al número trece, se expande por diferentes zonas y se realiza con el esfuerzo creativo de un colectivo de trabajo que busca generar un movimiento cultural ligado a los barrios marginales. También hubo oportunidad para que el público presente brindara sus agradecimientos y reconocimientos a un Blajaquis receptivo, pero a la vez incómodo ante dicha situación y que aprovechó el momento para volver a la carga con algunas de sus sentencias más picantes, aunque no por esto menos agudas. Si bien dijo reconocer que en materia política estamos ante un ciclo histórico interesante y que ha permitido ciertos avances innegables, no vaciló al afirmar “no me gusta el país en que vivimos (…) derechos humanos no son sólo los setenta, en las cárceles hay tortura”, o “se habla de retorno de la política y en parte es cierto, pero no tanto, en mi barrio todo el mundo sigue mirando a Tinelli”. Ante la presencia del propio Horacio González reclamó que Carta Abierta se reúna en Fuerte Apache si es “tan popular” y arrancó una nueva ola de aplausos de los presentes al decir “sabemos que Scioli es la derecha (…) la gendarmería que mandó Garré verduguea todos los días a los pibes ¿porqué no mandan 7.000 docentes, intelectuales, profesores de educación física en lugar de gendarmes?”.

La presentación del libro se cerró definitivamente con la lectura de un último poema por parte de Blajaquis y las correspondientes palmas. Algunos de los asistentes se acercaron a saludar al autor, otros se dirigieron a comprar un ejemplar de Crónica de una libertad condicional, mientras otros grupos se retiraban. Quedó en el aire la sensación de que ya no vale la pena hablar del Camilo ex-chorro, sino de una nueva pluma de nuestra literatura que tiene mucho para decir, pero no como ejemplo, ni como excepción, sino como voz poética y también polémica que viene para situarse inquieta, desfachatada, en la cultura del presente, pero sobre todo de cara a las tramas literarias del futuro que aún nos aguardan.

23-11-11

*Nota escrita para el portal de noticias Marcha

Wednesday, November 09, 2011

Otra vez Irán*

por Emiliano Ruiz Díaz


En los últimos días ha vuelto a hablarse de la posibilidad de un ataque a Irán por parte de Israel y sus aliados occidentales por el supuesto desarrollo de tecnología nuclear con fines militares.

En el marco de la cumbre del G-20 y luego de nuevas declaraciones del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, mostrando preocupación respecto del desarrollo nuclear iraní, asesores del primer ministro de Gran Bretaña David Cameron declararon al periódico The Guardian que para solucionar el conflicto “todas las alternativas están sobre la mesa”.

Por su parte, en una entrevista brindada a la cadena Channel Two News el 5 de noviembre, el presidente de Israel, Shimon Peres, fue enfático respecto de la cuestión: “Irán se está acercando a (poder tener) armas atómicas y en el tiempo que queda debemos acudir a los países del mundo y demandarles que cumplan sus promesas (...) lo que no es sólo aprobar sanciones. Lo que se necesita hacer se debe hacer y hay una larga lista de opciones”.

En las últimas horas, ante el surgimiento a la luz pública de un documento de la OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica – ONU) que aportaría indicios acerca del desarrollo de tecnología nuclear con fines militares por parte de la gestión del líder Mahmud Amadinejhad, han recrudecido las declaraciones de un lado y de otro y se viven momentos de tensión diplomática a nivel mundial.

El gobernante iraní en un discurso brindado ante un numeroso público afirmó “nosotros somos inteligentes y no vamos a construir dos bombas para enfrentarnos a las 20.000 que ustedes tienen”, en alusión a las grandes potencias militares occidentales, al tiempo que insistió en cuanto a los fines no bélicos del desarrollo nuclear en su país.

Ante estas palabras y a las amenazas por parte del jefe de estado mayor iraní, Masud Jasayeri, de “destruir” Israel ante eventuales ataques exteriores, la mayoría de las grandes cadenas comunicacionales han salido a condenar rápidamente lo que fueron quizás desmesuradas declaraciones, motivadas por intimaciones previas por parte de Estados Unidos, Gran Bretaña y el propio Israel.

Por su parte, Alain Juppé, ministro de asuntos exteriores de Francia, sostuvo este miércoles, en coincidencia con Estados Unidos, que como mínimo es necesario reforzar las sanciones económicas contra Irán debido a las incertidumbres que genera su programa nuclear. Francia tuvo un rol protagónico en la reciente intervención de la OTAN en Libia y la posición que adopte frente a este litigio resultará fundamental para el devenir de los acontecimientos.

En contraste con este coro unánime, Rusia se refirió al tema a través de un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso. Sin demasiada cobertura mediática, el país liderado por Dimitri Medvédev salió al ruedo sembrando serias sospechas sobre el informe de la OIEA, acerca del cuál advirtió que “no contiene datos esencialmente nuevos” y que “se trata de una compilación de hechos conocidos a los que se ha dado premeditadamente una resonancia política. Cuando faltan pruebas convincentes, los autores recurren a planteamientos y sospechas”. El comunicado agrega, además, que debe buscarse una solución consensuada y que llama la atención que se lancen amenazas y se dictaminen culpabilidades desconociendo las propuestas de supervisión del plan nuclear que Irán ha ofrecido en varias oportunidades. La posición de Rusia es de suma importancia pues tiene opción de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Que esta escalada culmine en severas restricciones económicas para Irán (que desde 2006 viene recibiendo penalidades) o en el inicio de acciones armadas por parte de las potencias occidentales involucradas, es un asunto que aún está por verse. Según algunos analistas internacionales, se trata una vez de echar al ruedo la amenaza de un ataque pero no para su efectivo cumplimiento sino para desviar la atención de la opinión pública internacional de la crisis financiera sin precedentes que se encuentran atravesando Estados Unidos y Europa. Crisis que empieza a generar un fuerte protagonismo callejero de enormes franjas de población afectadas por bancarrotas y ajustes que parecen solucionar menos de lo que inocultablemente complican.

09-11-11

*Artículo originalmente publicado en el portal de noticias Marcha

Tuesday, November 01, 2011

¿Un paso más en la batalla?

Sobre el último libro de Beatriz Sarlo en torno al kirchnerismo




Por Emiliano Ruiz Díaz




En la tapa se puede observar un stencil de Néstor Kirchner apuntando con su dedo al horizonte, como dando una orden, impartiendo los lineamientos a seguir. Sin obviar por nuestra parte la relevancia que los liderazgos y los atributos personales suponen en la dirección política estructural, no es menos cierto que tanto este dibujo como el título del último libro de Beatriz Sarlo La audacia y el cálculo: Kirchner 2003-2010 (Sudamericana), nos coloca ante una interpretación liberal de los hechos políticos y culturales de los últimos años en la Argentina. Se trata de dar centralidad a una explicación que nos viene a decir que fundamentalmente hemos asistido a la manipulación y a la individualidad atrevida de un hombre que se ha alzado por encima, no ya de las masas o el pueblo, sino de las garantías de una institucionalidad parlamentaria despreciada y relegada. Si bien el libro intentará luego dar cuenta de la trama simbólico-cultural más profunda que subyace al fenómeno kirchnerista, y por más que incluso este sea su principal motivo, la elección de este título que habla de “audacias” y “cálculos”, empieza por contradecir o al menos neutralizar la propia dimensión analítica que lo sustenta, aquellos estudios de la relación entre sociedad y cultura que Beatriz Sarlo ha trabajado con tanta precisión e inteligencia en algunas de sus mejores publicaciones y que aquí vuelve a ensayar.


A diferencia de obras anteriores, este texto de Sarlo se enmarca visiblemente en una serie de títulos lanzados al mercado editorial y que comparten como rasgo común el abordaje de la temática kirchnerista, sea a favor o en contra, bien en el filo de la coyuntura, ahí en los reverberos posteriores al fallecimiento del líder del movimiento. Si bien en el prólogo la autora intenta despegarse de ciertas figuras, es evidente que esta obra forma parte de lo que podríamos llamar el universo de publicaciones inmediatas que abordan al kirchnerismo desde una matriz opositora, textualidades en el hueso de la polémica hiperactual y que, quiéralo ella o no, alinean a Sarlo en la palestra de personalidades tan diversas como Luis Majul, Marcos Aguinis, Nelson Castro, Eduardo Tenembaum o más recientemente el trotskista Cristian Castillo. Es un libro que antes que nada, incluso antes que sus propios contenidos y postulaciones, viene a cumplir determinadas funciones en el mercado editorial y la coyuntura político-cultural argentina, y por eso resulta tan significativo detenerse en los primeros signos que nos arrojan su título y la ilustración que lleva en la tapa. Lejos esta de ser algo casual o azaroso


Aún con todo esto, La audacia y el cálculo…no puede reducirse a un brulote de circunstancia por más que cumpla con algunos de sus rasgos. Sarlo despliega en su libro un interesante análisis acerca de la emergencia y el protagonismo de nuevos formatos comunicativos en lo que ella denomina como el amplio campo de la “batalla cultural”. De este modo coloca la lupa sobre facebook, twitter, blogs y todas las plataformas tecnológicas que se imbrican en la cotidianidad política de nuestro tiempo. Un análisis que todavía no se ha realizado con la atención y profundidad que se merece y que en el libro se trata con buen tino. A su vez, Sarlo se embarca en una crítica implacable hacia los formatos muchas veces acelerados y simplificantes de medios como la televisión y la adaptación de la clase política a estas reglas del marketing que se vieron con tanta claridad en las elecciones de 2009 en el programa de Tinelli. Sin embargo, esta observación tan cierta luego pasa a ser motivo de comparación con los modos de dominación del “populismo” y da a entender que solo ciertas elites minoritarias gozarían de un entendimiento político-cultural significativo y que el resto de la población sería una mera receptora de consignas, completamente despojada de conciencia crítica. Una afirmación que parece ser contradicha por un momento histórico de politización para grandes capas de una sociedad argentina que conmovió los cimientos del sistema en diciembre de 2001 y asistió a fuertes movilizaciones y debates desde aquel tiempo a esta parte, por dentro del kirchnerismo pero también por fuera.


Desde su especificidad intelectual Sarlo se detiene en el rol ejercido por los integrantes de Carta Abierta y programas como 678, a los cuales explica como partes diferentes pero complementarias en la centralidad de la “batalla cultural” desplegada por el oficialismo desde el conflicto agrario que se llevó buena parte de 2008. A los primeros les asigna acertadamente el mote de “brigada simbólica” (aunque no les reconoce mérito en recobrar el debate intelectual para los primeros planos) y respecto de los segundos desarrolla una crítica a sus esquematizaciones oficialistas, muchas veces cerca de repetir aquello mismo que dicen combatir, y a las formas en que recortan la realidad según conveniencias. Cada una de estas apreciaciones son acertadas pero aparecen enunciadas desde el universo del republicanismo abstracto, desde la defensa implícita de los grupos económicos que dominan los medios masivos de comunicación y a los cuales a lo sumo se les achaca cuestiones estilísticas. Ni hablar de pasajes enteros donde todo lo que Sarlo tiene para señalar es la vestimenta de la actual presidenta, mostrar admiración por Elisa Carrió, no responsabilizar a Eduardo Duhalde por los asesinatos de Kosteki y Santillán o donde se evidencia el menemismo de Néstor Kirchner durante los años noventa, no para cuestionar su complicidad con el neo-liberalismo, sino para únicamente enfocar una contradicción en si misma.


A excepción quizás de algunos pasajes mencionados y de una concreta denuncia de la relación del ejecutivo con los sectores sindicales defensores de la tercerización laboral que asesinaron a Mariano Ferreyra (algo que algunos intelectuales oficialistas suelen desconocer), la caracterización del kirchnerismo que se despliega en La audacia y el cálculo…no apunta jamás a polemizar con sus principales contradicciones y las grandes deudas sociales pendientes de ser saldadas. En simultáneo, si bien el libro logra desbrozar y entender la importancia de los avances del kirchnerismo en materia de dispositivos simbólico-comunicativos en pos de generar una propia hegemonía política y social, no consigue explicar el fenómeno en toda su heterogénea complejidad y repite viejas fórmulas que interpretan enteros períodos históricos a partir de las volteretas astutas de una personalidad excepcional. Lejos de grandes textos de la exégesis nacional-cultural de antaño como Una modernidad periférica: Buenos Aires 1920 y 1930, el último libro de Beatriz Sarlo puede llevarnos a reflexionar en torno a cuáles son los sectores políticos que hoy se hayan en condiciones de abordar la tarea de librar una batalla cultural, y por ende también política, que ponga de relieve una serie de conceptualidades alternativas y superadoras al posibilismo kirchnerista y permita dar pasos firmes en el fragor de la misma. Evidentemente la reciente y aplastante derrota a nivel nacional de las opciones más corridas hacia el liberal-conservadurismo obtiene su correlato en las esferas de una organicidad intelectual incapaz de hacer de pernear sus ideas en el ánimo social común y general, aún con la ayuda de grandes plataformas comunicativas de diverso tipo. Con particular énfasis, luego del 54% en las presidenciales, pareciera estar del lado de las nuevas generaciones intelectuales, artísticas y políticas que se plantean transformaciones profundas, la tarea de dar una disputa por las ideas que servirán de usina para acercarnos a un modelo de país igualitario, justo y soberano.


1/11/11