Friday, August 03, 2012

Los sueños de la inundación




¿A que le temo cuando le temo al planeta que se me inunda en los sueños? ¿Le temo a los posibles desenlaces de un sistema voraz que todo lo destruye? ¿Es apenas una tribulación inducida por los catastrófica cinematografía estadounidense? ¿Es el temor a la muerte que se me aparece configurado en peripecias del estilo?
Y mi actitud ante esos hechos irrevocables ¿Es de coraje? ¿Es de susto humano ante el desborde natural? ¿Es de supervivencia intuitiva sin remilgos conceptuales?
Y tengo la necesidad de contarlo cada tanto, en alguna reunión de esas que se ofrecen para decir nuestras cosas, o de escribirlo cuando me establezco en los rebotes de alguna influencia exterior a mi cuerpo ¿Acaso pueden existir fragmentos estéticos en escenas cercanas a una suerte de epílogo de la especie? ¿Se trata de un irresponsable gozo de clase que se regodea en la irrupción macabra de los mares ocupándolo todo?
Y puesto que siempre después sigo vivo ¿No es una especie de juego en el cual me permito inmiscuirme en un riesgo del cual al fin de cuentas puedo huir con las ventajas de la juventud y su impune sentimiento de infinito?
Los sueños, me parece, son regiones de un azar atravesado por variables del cotidiano. Pueden ser pensados, sin demasiada pasión, como una burocracia indispensable que junta retazos de lo prosaico de modo caprichoso aunque nunca completamente anárquico, mientras nos dispensa de un descanso luego del derroche de energías en el transcurso del devenir de las acciones y el tiempo. Sin embargo, por más que intentemos definirlos por nuestra cuenta o explicarlos recurriendo a bibliotecas, insisten en traernos imágenes que no cesan, como por ejemplo, aquellas que versan sobre inundaciones profusas y se repiten como queriendo advertir un recado por interpretar. ¿Volveré a soñar con la desaparición? ¿Lograré conjurar con estas palabras esa amenaza fascinante en las horas del dormir? Esto último puedo responderlo negativamente, es una seguridad que tengo, una de las pocas que puedo esgrimir sin temor a un ahogo de esos que repentinos me despiertan en la noche, asfixiandome.

3-07-12