Gusanos blancos en el patio

Volví tarde a casa. Amanecía. Salí al patiecito. No sé bien para qué. Noté un movimiento en el suelo. Eran decenas de gusanos blancos marchando en distintas direcciones. Los inspeccioné. No pude dar con el lugar de procedencia. Miré hacia arriba. Quizás una paloma en descomposición descartaba estos caramelos. Tenía sueño. El gato se acercó. Los observó e intentó tocarlos con sus garras. Supongo que habrá matado a alguno. No lo sé. Luego los siguió observando pero ya sin tocarlos. Desplegué el diario sobre la mesa y me puse a leer una nota sobre el enfrentamiento entre la CGT y el gobierno nacional. Cada tanto miraba hacia el patio y podía ver a los gusanos moviéndose, chocando por momentos sus cuerpos. Pensé en ellos. Qué son esos gusanos ahí me pregunté. Pensé en la muerte. Pensé en formas primordiales de la materia cósmica. Sentí asco, fascinación, incertidumbre, morbo. Terminé de leer algunas de las notas más interesantes en torno al discurso de Moyano en Huracán y me fui a dormir. Me levanté al mediodía y ya no estaban los gusanos en el patio. No llegué a preguntarme demasiadas cosas en torno a su paradero. Apenas si me interrogue acerca del interés de escribir sobre gusanos blancos aquella mañana temprana, signada por rispideces en la estructura peronista.

23-12-11