Saturday, November 25, 2006

Está de penumbras


Prolongo las horas de sueño para postergar la tristeza que puja por pasearse sobre mi vigilia. Me levanto a las cinco de la tarde del sábado y llega, abundante. Parece inevitable. Es inevitable. Voy hasta el balcón para observar la ciudad que hoy tiene un día gris. Coincide conmigo el día, pienso. Las imágenes del día anterior me toman por asalto y me reducen. Recuerdo que no hice nada de lo que quería. También recuerdo la torpeza de mi lenguaje. Todas estas cosas no se van. Hoy no se van a ir, esto lo sé.
Devora las tristezas la costumbre y tranquiliza. Bien, esto es algo. Funciona así. Pero la costumbre se toma su tiempo para la digestión y en ese lapso el mundo se me viene abajo. Exagero todo, esto también lo sé. De todos modos, me pregunto que es peor. Si curtirse pasivo o gritar enfático. Ayer no fui nada. Me hundí solito.
Recién recibo una llamada de N y me cuenta de su noche de aciertos. Hay en sus palabras ansiedad y alegría. Su noche es el reverso de la mía. Equilibra las fuerzas el mundo y armoniza. En ese fabuloso proceso estoy yo. La cosa es así: si a vos te fue tan bien a mí me fue muy mal. Bendita balanza que me reserva lo peor. Irónica, se me escapa una sonrisa ante la estupidez de este razonamiento.
Quiero contar que estoy casi desnudo, con el pelo revuelto y la lengua pegajosa. Deseo decir que llega un viento frío que me pone la piel de gallina a la vez que sacude las cortinas blancas de la pieza. Todo esto no tiene nada de poético, aclaro, por las dudas. Tengo frío, estoy en bolas y encima no comí una mierda todavía. Ahora compro unas galletas y me hago un café. Esta idea me gusta.
La concha de mi madre, murmuro. Igual que ayer, murmuro la concha de mi madre.
Veneno triste el que tengo adentro.
Farsa soy.
Ja, ja.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Esto fue antes o después de hacerle caso a la recomendación de Lady V en el post anterior?

3:16 PM  
Anonymous Anonymous said...

Bienaventurados los que saben de estas sensaciones. Nos gusta leer la crudeza del amor, pero si se trata de vivirlo, queremos que sea como una carrera en cuatriciclo por los médanos de miramar, a pura carcajada y barro y sol. No. Que no nos engañen los medanos y los cuatriciclos. El amor es dolor. Y la vida triste y jodida.

5:36 AM  

Post a Comment

<< Home