Tuesday, October 10, 2006

Once sueños [breves textos de caprichosa aparición]

I
Miro a través de la ventana y te veo a vos que también miras a través de una ventana. Te veo desde arriba. No mucho más arriba. Observo tu perfil izquierdo mientras miras algo que yo no sé que es. Pienso que en cualquier momento te vas a dar cuenta de que te estoy viendo.

II
Nos sentamos en las gradas de cemento mientras los nenes hacen sus gracias sobre el escenario blanco. Ellos saltan y monologan. Nosotros estamos tan cerca que nuestros muslos se fusionan. No es usual. Enseguida tomas una distancia prudente. Las cosas retoman su cauce normal y los nenes siguen la función.

III
La institución es laberíntica: escaleras, pasillos, aulas. Te busco. Angustia difícil la de no encontrarte. Arriba y abajo. Quizás ya te fuiste o nunca viniste. No dejo de hacer.
Entonces, brusco, abro una puerta maltrecha y ahí estas, en uno de los pupitres. Me acerco rápido para decirte algo. Levantas la mirada hacia mí. Con aires de reclamo, farfullo palabras imposibles.

IV
Nos encontramos camino a un quincho que hace buena sombra en un día de sol. La tierra está húmeda al reparo del calor, ahí bajo el quincho al cual llegamos. Para no embarrarnos los pies intentamos hacer equilibrio sobre unas barandas de fierro mientras un cerdo negro y blanco intenta alcanzarme a los saltos.

V
Detengo la marcha en el alambrado que rodea la modesta casa de madera. La luz que se fuga por las ventanas apenas contradice la noche. El primero en salir de la casa es N. Hablamos a través del alambrado: “me voy mañana” le digo. “Quizás nos quedemos unos días mas” me dice. N vuelve a la casa.
Hace frío. Entonces salís vos. El alambrado nos separa. No sé que hablamos, pero hablamos. Eso sí: yo me voy a ir y vos te vas a quedar.
Es el final del viaje. Vuelvo solo.

VI
Algunas mujeres llenan formularios sobre una gran mesa blanca y yo también. Cometo una equivocación. Tacho y enfurezco. Mando a la mierda la posibilidad de trabajo en voz alta. La gente de la oficina blanca y las mujeres me miran un instante pero siguen con los papeles. Tengo bronca, impotencia y mucho más. Vos estás entre las mujeres y aconsejas: trabajaste en el puesto, tenes experiencia.
Siento rabia del no. Reclamo atención y con los dos brazos tiro los formularios que están sobre la mesa. Tiro todo. Que más puedo hacer.

VII
Estás parada en la vereda de algún barrio de Buenos Aires. En tus manos hay una carta que nunca escribí. La lees en voz alta y cada tanto te reís un poco. La tarde tiene un sol tibio que arroja luz sobre los adoquines, las persianas bajas de los comercios, los carteles publicitarios y que choca contra los vidrios de los autos. Los autos tiemblan al pasar sobre los adoquines mientras vos lees. Me pregunto si sabes de mi presencia.
“El deseo y la incertidumbre” decís al leer. Entiendo. Me reconozco en las palabras que nunca escribí.

VIII
El gordo rubio y vos. La mujer y yo. Estamos sentados en línea dentro de un círculo blanco dibujado en un piso de madera gastada. Cada uno en una punta y nuestras parejas en el medio. Vos charlas con el gordo que se está quedando pelado. Yo hago lo mismo con la mujer que tiene puesto un pañuelo en la cabeza. Por un instante me olvido de tu presencia. De repente se trastoca el orden y estamos juntos. No dura casi nada. Volvemos a las posiciones originales y nos recostamos. Pasa un rato en que no sucede nada hasta que extiendo mi brazo izquierdo por sobre los cuerpos y encuentro tu mano derecha. Cruzo mis dedos entre los tuyos. Me toleras. Hasta cuando.

IX
Estoy parado en la puerta del colegio sin saber porque. Estoy de frente al colegio. A mi izquierda, no muy lejos, está J. que compra algo en el puestito de comidas. Entonces llegas vos. Tenes el pelo corto –no mucho- y los brazos desnudos. Pienso que vamos a tener que hablar y me incomodo. Cuando ves a J. desvias tu camino, pegas una media vuelta. Entonces no me ves. Te vas con los brazos desnudos y el pelo no tan corto.

X
Aparte del televisor encendido no hay luces. Estamos recostados en un sillón. Sé que estás al lado mío pero sólo veo tu brazo izquierdo. Dudo un instante y apoyo mi mano en la tuya. Las cosas van bien.
Pixelada entre montañas verdes. En la tele hay un video juego y sos la protagonista.

XI
Es de noche y caminamos por la rambla. Vamos rápido.
- Lo que te dije el otro día ahora no es tan así.
Llegamos al escalón de un umbral y nos sentamos uno al lado del otro. Desde lejos un farol nos ilumina un poco. Pienso en tus palabras y te doy un beso. Hay una sombra en tus labios. Miras para otro lado y hablas despacio con mi boca en la tuya. No sé que decís. Hace frío y hay rocío.

17 Comments:

Anonymous Anonymous said...

SOS MUY GROSSSSSSO

LAUCHAZZZZ

5:27 PM  
Anonymous Anonymous said...

MALDITO ESPION SE VA A DAR CUENTA Y VAS A QDAR MAL

ADRUS

5:30 PM  
Blogger Vns said...

Se que me miras, pero temo que al mirarte yo, perdamos esta conecccion efimera que se da al no mirarnos.

Vns

5:40 PM  
Anonymous Anonymous said...

Aemilianus amat nostram, quamvis est rustica, Musam.

6:06 PM  
Blogger Lady V said...

Si mira que SE NOTE!!!!
Bienvenido al mundo del Blog Emis!

4:36 PM  
Anonymous Anonymous said...

"no te diste cuenta pero te yo vi cuando vos me mirabas---"
me gusta mucho todo esto.

8:11 PM  
Anonymous Anonymous said...

(sí, se me rebeló la cita en la parte: "yo te vi cuando vos")

8:12 PM  
Anonymous Anonymous said...

Emiliano: es la primera vez que posteo un blog. Esto que escribiste ES PUTA POESIA!. Te felicito porque me encanta el contenido. Cuando te vea te hago la critica constructiva.

mariano alejandro

6:00 PM  
Blogger Lady V said...

me encanto....
yo tambien digo poco (a veces)..je

1:20 PM  
Anonymous Anonymous said...

Ayyyyyyyy... Se están acercandooooooo... Ya le tocó la mano y ella no la sacóooooooooooooooo!!!!!! Me encanta, quiero saber cómo sigue, dele, Aemis, postee rápidooooooo!!!!!!!!!!!

3:52 PM  
Blogger Emiliano Ruiz Díaz said...

Maricelushka de mi alma, usted es una romántica incorregible.
No creo que en estos sueños haya lugar para el cielo.

3:34 PM  
Anonymous Anonymous said...

eeeeeeeeeeeh, queremos el final!!!!

8:15 PM  
Anonymous Anonymous said...

El pueblo quiere saber de qué se trata (el último sueño)!!!!!!!!!

7:01 PM  
Anonymous Anonymous said...

Ah... cambiaste el título para no tener que soñar más... Estos son los momentos en los que desearía que fueras Mario Prado...

1:39 PM  
Blogger Emiliano Ruiz Díaz said...

Me permito unas palabras:
Es la ausencia de sueños la que ha modificado el título.
Por eso he decido finalizar esta serie de vanidades.
Los sueños me dicen que escribir: sólo soy un mediador que conoce bastante las imágenes.
Cuanta tontería.

4:03 PM  
Anonymous Anonymous said...

Igual... A mi me gustaban!

5:31 PM  
Anonymous Anonymous said...

una noche de hace muchos años soñe que lucas no existia, y que quien me habia creado la ilusion, burlonamente confesaba que lucas era un invento suyo. mas luego el mismisimo lucas me hablaba desde una altura de cama cucheta, con total normalidad, y yo sentada en el piso le oia aliviada, aferrada a la idea de que lucas no podria haber sido inventado por alguien tan vil. ahora se que a lucas fui yo quien lo invento. que triste, verdad? queria que supieras el final de esa historia mi queridisimo amigo, que me vino ahora al recuerdo, luego de nuestra charla.

3:58 PM  

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