Monday, February 25, 2013

La vacancia




¿Porqué no ocupar las habitaciones libres? les pregunté.
Con el paso del tiempo, advirtiendo su prescindencia, el breve pasillo que nos comunica hacia esos ambientes se ha estrechado. Ayer estuve ahí. Respiré el denso tufo del encierro, la polvareda estacionada en la materia pasiva, la humedad reconcentrada. Hay algunos muebles pesados, portarretratos vacíos, televisores fundidos, colchones infectados. Basta removerlos para que distintas especies se echen a andar despavoridas, en un alarde involuntario de evidencia comunitaria en los pliegues de los objetos y los rincones.
¿Porqué no ocupar las habitaciones libres? les pregunté. Y en sus ojos noté las ganas, y sin embargo flotaron en el silencio y el balbuceo. Sabemos que falta poco para que desaparezca el pasaje, que estamos dejando que así sea y que estamos propiciando la negación definitiva de la zona disponible.
De este lado no hicimos más que acumular elementos, apilar entidades diversas, recolectar envases, amuchar papelerío y cada vez tenemos menos lugar para circular, esparcirnos, reflexionar, tomar unos mates, extrañarnos. De este lado nos hicimos adictos y del otro nos hemos desmemoriado a sabiendas, sin ignorancias.
No nos queda mucho tiempo. Puedo escuchar del otro lado a las arañas tejer sus redes: es un sonido persistente, ínfimo, sigiloso y áspero que me proporciona sueño, que nos duerme a todos y nos introduce en la atmósfera alucinatoria.
Pronto será la única forma de volver a visitar la vacancia, la oportunidad que queremos perder.  

25-02-13

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