Condensando el relato.Sobre "Néstor Kirchner, la película" de Paula de Luque*
Por Emiliano Ruiz Díaz
Aunque resulte extraño se puede
afirmar que Néstor Kirchner, la película
es antes que un documental sobre la vida del fallecido expresidente, un
largometraje que narra más precisamente al fenómeno kirchnerista, o a lo sumo,
para decirlo de otro modo, una historia de Néstor Kirchner como conductor o
pergeniador principal de un ciclo histórico en la política nacional reciente y
aún en desarrollo que por no caber otro nombre más exacto se ha dado en llamar kirchnerismo.
La película dirigida por Paula de
Luque dura aproximadamente 110 minutos y condensa en lenguaje fílmico el relato
oficial, lo ordena, lo jerarquiza, lo dota de épica, musicalidad vibrante (a
cargo de Gustavo Santaolalla) y hasta lo empapa, hacia el final, de cierto aire
celestial-milagroso. Parece quedar claro que su directora no pretende en ningún
momento involucrarse en contrastes o paradojas, tanto del período como de la
propia biografía de Néstor. La película rondará entonces en torno a una serie
de lecturas circulantes en el período reciente: el 2001 como un infierno del
que ya salimos, el lock out patronal agrario de 2008 como un cúmulo de odio
opuesto al amor militante de la pareja presidencial (en Juan y Eva, se aborda el mismo tema), el crimen del joven
trotskista Mariano Ferreyra como causa de la desaparición física de “Lupín”,
entre otras. El pasado reciente pero no coyuntural, la década de los setenta, aparece,
aunque su función principal dentro del documental es proporcionar sustento
histórico a las políticas de derechos humanos del presente y en menor medida,
ilustrar la juventud socialmente comprometida del protagonista. Hay además un
enfoque muy hábil, transparente y dinámico que se centra en los mayores logros
de la etapa y cuyo mayor mérito es presentarlos muy ligados a convicciones
profundas de Néstor Kirchner, cuestión que no sólo se verbaliza, sino que se
logra ilustrar en planos que capturan gestualidades, quiebres emocionales y
temblores casi imperceptibles de un rostro muy particular, casi caricaturesco.
De este modo desfilan a groso modo los discursos y actos en referencia al
terrorismo de Estado, la integración regional y el no al ALCA, la ley de
medios, la participación política de las juventudes.
Otro de lo aspectos de relieve del
documental de Paula de Luque lo constituye un selecto grupo de invidualidades
anónimas y de diversa extracción social que a lo largo del mismo testimonian
mejoras económicas pero también subjetivas, de renovada dignidad social. Sin
embargo, la forma de tratar los casos, curiosamente, parece estar más ligada no
a virtudes del modelo, sino a iniciativas individuales del propio Néstor
Kirchner, lo cual desdibuja la idea de la bonanza pluriclasista que en estos
tramos se busca evidenciar como resultante del proyecto presidencial iniciado
en 2003.
Llaman también la atención
fragmentos protagonizados por actuales opositores que en otros tiempos
criticaban lo que ahora apoyan o ya no enfrentan con tanto celo. El líder
sindical Hugo Moyano enfrentando a la Sociedad Rural, el periodista Jorge Lanata
denostando al grupo Clarín, el diputado Claudio Lozano apoyando en el congreso
la Ley de medios. Se trata de elementos de la coyuntura inmediata, no ya del
pasado reciente, sino del propio contexto en el que la película se estrena en
las salas del país, que colocan al documental en una temporalidad muy precisa y
que se erigen como uno de los pocos momentos en los cuales se busca interpelar
o hacer reflexionar a un público más amplio que el ya convencido, al desnudar,
aunque sea brevemente, las sinuosidades de ciertas figuras hoy reputadas de firmes
opositoras por los medios dominantes. Es que en realidad Néstor Kirchner, la película parece, en esta dirección, más
destinada a consolidar ánimos en el propio público simpatizante del kirchnerismo,
en insuflar de mística a los que se han volcado a un lado de las cosas y no a
aquellos que de un modo u otro se oponen al actual gobierno. Es en un momento
de ciertas conmociones callejeras, desaceleración económica, reclamos
sindicales y proximidad del llamado 7D que el documental de Paula de Luque sale
a la luz pública, es un film que no se puede entender cabalmente sino es en
esta trama específica de los hechos.
Si bien no es un mero panfleto como
sostienen algunos críticos de cierta prensa, tampoco se trata de un producto
ajeno a la propaganda ni a la bajada de línea. Todo cine es político y aquí no
hay excepción. Néstor Kirchner, la
película trae no solamente viejos videos familiares hasta ahora inéditos,
sino también un buen trabajo de ambientación musical, de climas emotivos
permanentes y de ritmos que mantienen la atención del espectador desde el
principio hasta el final, hermosos paisajes ruteros del sur de nuestro país y
un poético y entrecortado recorrido por flores de vivos colores que le
proporcionan una estética que en fugaces momentos recuerdan a la Sinfonía de un sentimiento del genial y
ya fallecido Leonardo Favio.
A fin de cuentas, se trata de una
película que más allá de los gustos particulares y los posicionamientos políticos,
dará que hablar en todos los medios, en cada conversación en las casas, en los
bares o en las calles. Tanto por su contenido, como también por sus elisiones
que nos dicen bastante acerca de cómo se concibe a sí mismo el actual gobierno,
en aquello que decide decir con orgullo y en aquello que no menciona, quizás
porque las transformaciones han sido tan significativas como todavía
insuficientes y la épica se corresponda más con la primera opción que con la
segunda, la cual exige un relato crítico que probablemente sea materia para
otra película acerca del tema, en otro tiempo venidero.
*Publicado en Marcha
*Publicado en Marcha
23-11-12
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