Como una bestia
Sentado
sobre una silla de madera, Miguel, el encargado, mira hacia la puerta principal
del edificio. Tiene su puño derecho bajo el mentón y el codo sobre el respaldo.
Observa la calle con desidia y desprecio. Le pregunto por los ascensores y me dice
desganado que ya no funcionan, que use las escaleras. Le dedico una última
mirada mientras subo y lo veo de perfil, ojeroso y derrotado, como un capitán
que abandona el timón definitivamente. El colapso es generalizado y ha decidido
tirar la toalla, razono. Titilan las luces de emergencia en los pisos, en las
sombras los vecinos rezagados bajan a los tropezones llevando en sus manos
bolsas de arpillera con lo que supongo serán provisiones, ropa o recuerdos
queridos. En la desesperación no llegan a notarme ni cuando me chocan. Huyen,
no saben a dónde, pero huyen. Por el contrario, yo estoy volviendo a mi casa
porque ahí me siento seguro, aunque mis viejos ya no estén y mi hermano
tampoco. Pienso trabar la puerta con todo lo que tenga a mano: la heladera, el
placard, la biblioteca… y luego tirarme a descansar. Necesito fumar un
cigarrillo en el balcón y desde allí observar el apocalipsis en Caballito.
Después tirarme a dormir y soñar con tiempos mejores. Pero sobre todo descansar, no sé cómo puedo seguir si primero no descanso como lo hacen las
bestias en sus cuevas antes de empezar un nuevo día. Necesito dormir como una
bestia y después seguir, eso necesito.
14-07-13
1 Comments:
Zombies in Littlehorse!
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